El amor es una locura pasajera
que se cura con el matrimonio.
AMBROSE BIRCE
Amantes, dementes.
PLAUTO
Las estadísticas son contundentes: haciendo un promedio de datos de varias culturas, alrededor de la mitad de la gente tiene una relación oculta y le pone los cuernos a su pareja. Las relaciones prohibidas son especialmente adictivas, porque el placer que generan es muy concentrado y penetrante y, además, crea necesidad. Independientemente de que estemos de acuerdo o no con las aventuras clandestinas, debemos reconocer que muchas de ellas acaban convirtiéndose en un Disney World personalizado, donde los implicados están más cerca de la fantasía que de la realidad. Los amantes crean su propio microcosmos y sus propias reglas de supervivencia: un mundo exclusivo para dos. En este contubernio amoroso, cada quien determina la existencia del otro y hasta le otorga significado. Una paciente me comentaba:
«Sólo con estar con él unas horas, la semana se justifica y adquiere sentido... No verlo es sentirme incompleta, como si arrancaran una parte de mí...».
Justificación existencial y síndrome de abstinencia a la vez: nada que hacer. Unos cuantos encuentros le otorgan a lo cotidiano un tinte especial y se pasa de una realidad en blanco y negro a