EJERCICIO (Anthony de Mello):
Mirar todo lo que alcance vuestra vista sin poner ningún nombre. Pasar más allá del concepto y ver la realidad que hay detrás de cada cosa, sin fragmentación, englobado, tratando de descubrir la unidad. No podrás explicarlo con palabras. No existen las etiquetas para la realidad. Por eso, al místico, no le dan ganas de hablar, ¿Cómo explicaría el mundo que él descubre viviendo metido en la realidad que le descubre la sabiduría?. Sólo te cuenta parábolas, para ver si sacas su esencia.
Eso mismo hacen los poetas. León Felipe dice: «La distancia entre un hombre y la realidad es un cuento». El poeta, por medio de un cuento, te hace captar una realidad sin etiquetas. No se puede narrar lo inefable sin disparates que parecen sin sentido, que van más allá de los conceptos, como ocurre en los Evangelios.
Lo que nos narran los Evangelios es un misterio, pero luego, la Iglesia, ha querido encerrar ese misterio en una cárcel de conceptos y normas. Si no eres capaz de expresar la esencia del árbol con el nombre «árbol», ¿Cómo vas a tratar de expresar a Dios?. «El que sabe no dice. El que habla no sabe». Eso dicen en Oriente.