martes, 11 de agosto de 2015

¿ME BAJO O TE SUBES?


Cada cosa en su tiempo. Argumentos para poner la edad en su sitio.

2. ¿ME BAJO O TE SUBES?

Cuando existe una diferencia de edad importante entre los enamorados, la aproximación debe llevarse a cabo por ambas partes: acercarnos psicológica y afectivamente al otro, sin que afecte nuestra esencia. El acople no sólo debe ser horizontal, sino también vertical para encontrarse a mitad de camino: tus gustos, mis gustos, y nuestros gustos; explorar y adentrarse en la visión del mundo de la pareja, sin dejar de ser uno. Si alguien se queda quieto y el otro empieza a girar a su alrededor, algo anda mal. La adaptación debe ser mutua.

Recuerdo una paciente que se había casado con un hombre muy mayor porque lo amaba sinceramente. Cuando la vi después de casi dos años de casada, quedé impresionado.

Su mirada era triste y su figura había cambiado, estaba más encorvada y literalmente había envejecido unos diez años. Se vestía como una señora mayor, no utilizaba casi maquillaje y su pelo dejaba traslucir algunas canas prematuras. La mujer vital y alegre que había conocido antes había sufrido una transformación dramática. Le pregunté si era consciente de su cambio y me respondió lo siguiente: «Por eso he venido a la consulta. No llevo bien mi relación. A los pocos meses de casada comencé a pensar que si yo no maduraba, él se sentiría viejo a mi lado... No sé qué pasó, pero se ha vuelto una obsesión». Envejecer por amor: una forma de sacrificio que no aparece en la literatura sobre el tema. Envejecer por fuera y por dentro, acortar caminos por el sendero equivocado. Ella había acelerado el paso por la escalera de los años y él no había bajado un solo peldaño. Luego agregó: «Hace poco me reuní con unas amiga que hacía tiempo que no veía y ¡me parecieron tan jóvenes...!». Después de unos meses de terapia, de común acuerdo con su marido, decidieron encontrarse a mitad del camino.

La bella canción El extranjero, de Georges Moustaki, insinúa la idea de bajar algunos escalones e incluso propone detener el tiempo si fuera necesario:

Es con mi facha de extranjero,
judío errante y pastor griego
con mis cabellos al azar,
que vengo a ti, mi dulce amiga,
gran manantial en mi fatiga
tus veinte años a buscar.
Y yo seré, si lo deseas,
príncipe azul con tus ideas.
Igual que tú puedo soñar
y detener cada momento,
parar el sol, parar el viento,
vivir aquí la eternidad.
Así contigo he de lograr
vivir aquí la eternidad.
igual que tú yo sé soñar.

Extracto del libro: 
Manual Para No Morir de Amor 
Walter Riso
Fotografía de internet

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