jueves, 28 de septiembre de 2017

CHAO-CHU


Un día en que Chao-Chu cayó en la nieve, gritó: ¡Socorro, socorro!». Un monje vino a tenderse a su lado. Entonces Chao-Chu se levantó y se fue . 

***

-¿Esto es un cuento? -pregunta el discípulo. 

-Sí -dice el maestro. 

-Pero es un cuento absurdo. El personaje central cae en la nieve y parece incapaz de levantarse. ¿Por qué? ¿Es un niño, un anciano, un lisiado, se ha sentido indispuesto, había un hoyo en el camino? Aparece un monje que, en vez de socorrerle, de tenderle la mano, se echa a su lado. Es un acto incomprensible, irrazonable, descabellado. ¿No sois de esta opinión, maestro? 

-Reflexiona -dice el maestro del Zen-, este cuento es un koan, que puede ayudarte en el camino del Despertar. 

El discípulo se pone a buscar. Pero los días pasan y si gue sin comprender nada de ese cuento. Veamos, si Chai- Chu estaba herido, ¿ cómo ha podido curarle la sola presencia de un monje a su lado? ¿Era un mago ese monje? 

Supongamos, se dice el discípulo, que Chao-Chu viera un fantasma, un dragón, que estuviera paralizado de miedo, la santa presencia del monje a su lado le hace recobrar el valor, le permite salir fuera del hoyo. Pero entonces ¿por qué no da las gracias a su salvador? ¡Se aleja, indiferente, como si el monje no existiera! El discípulo se afanó así durante varios años, dando vueltas y más vueltas al problema en su cabeza.

DESEOS, NECESIDADES, CODICIAS Y APEGOS


miércoles, 27 de septiembre de 2017

LA CEREMONIA


El Turco lleva mucho años detrás de aquel mostrador. Servía bebidas, a veces inventaba. Callaba, a veces escuchaba. Conocía las costumbres y las manías de cada uno de los clientes que noche tras noche venían a echarse tragos.

Había un hombre que llegaba siempre a la misma hora, a las ocho en punto de cada noche, y pedía dos martinis secos. Pedía los dos martinis a la vez y se los bebía él solito, un sorbo de una copa, un sorbo de la otra. Muy lentamente, mirando nada, diciendo nada, el hombre vaciaba sus dos copas, se comía sus dos aceitunas, pagaba y se iba.

El Turco tenía la costumbre de no preguntar, pero una noche el hombre le leyó alguna curiosidad en los ojos y, como quien no quiere la cosa, contó. Dijo que su amigo más amigo estaba viviendo muy lejos de allí, muy lejos de Quito, en Ottawa. Y dijo que a las ocho en punto de cada noche los dos se encontraban, allí y allá, en ese bar de Quito y en un bar de Ottawa, y bebían una copa juntos.

Y así pasó el tiempo, de ceremonia en ceremonia. Hasta que una noche, el hombre llegó con la puntualidad de siempre pero pidió un solo martini, que sea uno, por favor, y bebió, lento, callado, hasta agotar la única copa. Entonces El Turco hizo lo que nunca: lo tocó. Estiró el brazo sobre el mostrador y lo tocó:

—Mi pésame —dijo.

PROYECTANDO LA FELICIDAD


martes, 26 de septiembre de 2017

PENSAMIENTO DIVERGENTE Y CREATIVIDAD


Para salirse del molde y romper esquemas, el creativo también necesita un pensamiento divergente98 además de sentirse profundamente implicado en la tarea (lo que se denomina «experiencia óptima» o «fluir»99) y, quizá, tener una «chispa» de locura genial. 

Mientras el pensamiento convergente busca establecer acuerdos basados en la razón, el pensamiento divergente lo que busca es jugar con las ideas y crear nuevos esquemas. Supone la capacidad de cambiar de perspectiva sin caer en el pánico y generar una buena cantidad de ideas e impresiones, siendo original y práctico a la hora de elegirlas y conectarlas. El pensamiento divergente funciona saltando de un extremo al otro, tratando de comprender los opuestos.

Uno de mis pacientes era exageradamente perfeccionista y ordenado en su vida diaria. Cualquier cosa que no estaba en su sitio le producía malestar e irritabilidad. Debido al estrés que le generaba el desorden, le sugerí que viviera como una persona desordenada deliberadamente para que sintiera la ansiedad y que, además, tratara de descubrir, a partir de esa experiencia extrema, posibles soluciones para la vida diaria (son las técnicas que se conocen con el nombre de la intención paradójica y el rol fijo). La idea era que esa vivencia le permitiera observar las ventajas y desventajas del estilo obsesivo. Aunque al principio le fue muy difícil, al cabo de la primera semana la «alteración del hábitat» se hizo más soportable. En términos más concretos, le sugerí lo siguiente: «A partir de esta experiencia, trate de buscar alternativas creativas que sean beneficiosas para usted y su familia. Intente elaborar acuerdos sobre el “orden” que no sean nocivos para nadie.» Después de estar hundido casi un mes en el desorden, el hombre propuso, en una extensa y polémica asamblea hogareña en la que intervinieron hijos, esposa, empleada doméstica y psicólogo, una serie de soluciones, muchas de las cuales fueron aceptadas por el grupo. Por ejemplo: que en determinados lugares «muy personales» solamente él se haría cargo de la limpieza; que algunos objetos decorativos de la casa sí podrían moverse de sitio o de posición (un sistema «decorativo rotatorio»); que cuando algún tipo de desorden le molestara, en vez de ir con la típica regañina, dejaría plasmada su queja por escrito en una pizarra ubicada en la biblioteca, y en la que se podía leer: «Quejas justas de un hombre obsesivo»; que su hija revisara una vez por semana la limpieza general de la casa de acuerdo al criterio de ella (antes, él pasaba revista cuatro o cinco veces al día) y, por último, que el hijo fuera el encargado de controlar la gasolina del automóvil. 

EMOCIONES DEL PASADO





lunes, 25 de septiembre de 2017

IMAGINAR SOLUCIONES


En una tarde nublada y fría, dos niños patinaban sin preocupación sobre una laguna congelada. De repente el hielo se rompió, y uno de ellos cayó al agua. El otro cogió una piedra y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas, hasta que logró quebrarlo y así salvar a su amigo.

Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron: "¿Cómo lo hizo? El hielo está muy grueso, es imposible que haya podido quebrarlo con esa piedra y sus manos tan pequeñas..."

En ese instante apareció un abuelo y, con una sonrisa, dijo:
-Yo sé cómo lo hizo.
-¿Cómo? -le preguntaron.
-No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.

Einstein dijo: Si lo puedes imaginar, lo puedes lograr.

CONJUNTO DE CONCEPTOS MENTALES


jueves, 21 de septiembre de 2017

ENTRE EN EL AHORA DESDE DONDE ESTÉ


Siempre pensé que la verdadera iluminación es posible sólo a través del amor en una relación entre hombre y mujer. ¿No es esto lo que nos hace completos de nuevo? ¿Cómo puede la vida estar realizada hasta que esto ocurra?

Ekhart Tolle:
¿Es cierto eso en su experiencia? ¿Le ha ocurrido a usted?

Todavía no pero ¿cómo podría ser de otra forma? Sé que ocurrirá.

Ekhart Tolle:
En otras palabras, usted está esperando por un evento en el tiempo que lo salve. ¿No es este el error fundamental del que hemos estado hablando? La salvación no está en otro lugar en el tiempo o en el espacio. Está aquí y ahora.

¿Qué quiere decir esa afirmación, "la salvación está aquí y ahora"? No la entiendo. Ni siquiera sé lo que significa salvación.

Ekhart Tolle:
La mayoría de las personas persiguen placeres físicos o muchas formas de gratificación psicológica porque creen que esas cosas los van a hacer felices o a liberarlos de una sensación de miedo o de carencia. La felicidad puede percibirse como un sentido realzado de vida alcanzado a través del placer físico, o una sensación de sí mismo más segura y más completa lograda por medio de alguna forma de gratificación psicológica. Esta es la búsqueda de salvación a partir de un estado de insatisfacción o insuficiencia. Invariablemente, cada satisfacción que se obtiene es fugaz, y la condición de satisfacción o logro habitualmente se proyecta una vez más hacia un punto imaginario lejos del aquí y el ahora. "Cuando logre esto o esté libre de aquello, estaré bien". Esta es la actitud mental inconsciente que crea la ilusión de la salvación en el futuro. 

EL MENÚ NO ES ALIMENTO


miércoles, 20 de septiembre de 2017

EL VERDADERO INVITADO


No puedes imaginar el silencio, no puedes ima­ginar la belleza, no puedes imaginar el sabor que tiene estar absolutamente solo, sin que nadie pue­da acceder a ti, sin que nada te alcance. No pue­des comprender la bendición, la dicha que se pro­duce. Sigue volviéndote hacia adentro, y llega al punto en que ni un solo pensamiento pueda apa­recer ni visitarte. 

Llega al punto en que sólo quede el dueño de casa, sin que vengan huéspedes. Sólo entonces, el verdadero invitado golpeará a tu puerta. Sólo entonces Dios, sólo entonces el estado de nirvana, la iluminación, la suprema luz, la verdad, o como quieras llamarlo, golpeará a tu puerta. Cuando no estás disponible para el mun­do, estás disponible para Dios.

MENTIRAS-VERDADES


lunes, 18 de septiembre de 2017

MOMENTO EN QUE PUEDE AGRANDARSE LA MENTE


Siempre nos encontramos en este mismo aprieto. Es ese lugar donde buscamos alternativas al hecho de estar simplemente presentes. Es un lugar incómodo y vergonzante donde a menudo la gente como nosotros se rinde. Nos gustan la meditación y las enseñanzas cuando nos sentimos inspirados y en contacto con nosotros mismos, en el camino correcto. ¿Pero qué pasa cuando comenzamos a sentirlas como una carga y empezamos a pensar que hemos hecho una elección desacertada que no cumple en absoluto con nuestras expectativas? Las personas con las que practicamos no nos resultan ya del todo cuerdas. De hecho, parecen bastante confusas. La forma de llevar el lugar no es la adecuada. Incluso el profesor es cuestionable.

Este lugar de aprieto es precisamente el punto —tanto de la meditación como de nuestras vidas— en el que realmente podemos aprender algo. Este punto en el que no podemos tomarlo o dejarlo, en el que nos hallamos entre la espada y la pared, atrapados entre nuestras ideas elevadas y la crudeza de lo que está sucediendo ante nuestros ojos, éste es en verdad un lugar auténticamente fructífero.

Cuando estamos en un aprieto nuestra mente suele quedarse empequeñecida. Nos sentimos desgraciados, somos víctimas, casos patéticos y sin esperanza. Pero, lo creas o no, el momento en que nos sentimos atónitos, agobiados o vergonzosos es el momento en que nuestra mente puede agrandarse. En lugar de tomar lo ocurrido como una afirmación de nuestra debilidad personal o del poder del otro, en lugar de sentir que somos estúpidos o que la otra persona es desagradable, podemos abandonar toda queja sobre nosotros mismos y los demás. Podemos quedarnos allí, expuestos, sin saber qué hacer, simplemente permaneciendo en el sitio con la energía cruda y tierna del momento. Ese es el lugar en el que empezamos a aprender el significado que hay detrás de los conceptos y las palabras.

DEJARSE LLEVAR


sábado, 16 de septiembre de 2017

UNIVERSOS


La decisión más importante que podemos tomar es si vivimos en un universo amable o bien hostil. 
(Albert Einstein)

El psicólogo y pedagogo Bernabé Tierno afirmaba en una entrevista que «lo que hacemos nos hace, puesto que nuestros actos tienen consecuencias».

Debemos aprender a disfrutar de cada momento, ver las cosas por el lado bueno y ser flexibles como un junco, porque la felicidad, como dice este autor, es «un traje que cada cual se confecciona a sí mismo. Científicamente, se trata de un mecanismo bioquímico que se activa en nuestro cerebro mediante los neurotransmisores del bienestar — serotonina, dopamina, noradrenalina—. Pero, en términos no científicos, la felicidad es un alto nivel de satisfacción con la vida que nos ha tocado vivir, sabiendo que el valor más importante es la vida y que el hecho de vivir por sí mismo ya tiene que hacernos felices».

No existe una receta mágica para la felicidad, ya que en buena parte depende de nuestra capacidad de adaptación a las circunstancias. Una misma situación puede afrontarse de muchas maneras distintas.

Según Epicteto, no son los acontecimientos los que nos hacen felices o desgraciados, sino cómo los interpretamos.

En muchas encuestas realizadas a personas de edad avanzada, aquellas más felices y que han vivido más años afirman haber sido capaces de vivir de forma tranquila y sosegada, sin miedo a pesar de las circunstancias.

USO NATURAL DEL MIEDO


viernes, 15 de septiembre de 2017

LOS CAMBIOS


Se parecía a Carlitos Gardel, después de la caída del avión. Lo vi hace 30 años, y es como si lo estuviera viendo. Tosía, ajustaba el nudo del pañuelo que le protegía el pescuezo. El pañuelo había sido blanco alguna vez.

—¡Yo no vendo nada! —roncaba.

Trabajaba parado sobre un cajón, frente a la Caja de Jubilaciones de Montevideo. En las manos sostenía una caja de cartón, atada con piolines desflecados como él.

—¡Yo no vendo nada!

Algunos curiosos se acercaban, todos viejos y muy viejos. Poquito a poco, los curiosos se iban haciendo gentío.

—¡Yo no vendo nada!

Y cuando llegaba el momento, dos brasas se encendían en el fondo de sus ojeras cavernosas. Con ampuloso gesto se quitaba el sombrero y lo arrojaba al piso. Y alzando la caja de cartón, la ofrecía a los cielos:

—¡Yo no vendo nada, señoras y señores! Porque esto... ¡no tiene precio!

AGUA ESTANCADA


jueves, 14 de septiembre de 2017

FLORECIMIENTO


Éxtasis
Moksha 
Transformación 
Sannyas (movimiento de los buscadores de la verdad)

La sannyas no puede categorizarse. No es una categoría. Es de una cualidad de ser tan diferente que no existe categoría para ella. No se la puede analizar, no se la puede separar en fragmentos. No es un mecanismo: no pue­des desarmarlo, separar las piezas y volver a juntarlas. No; es una unidad orgánica. Si la ana­lizas, deja de estar allí y ya nunca podrás volver a armarla; es imposible. La sannyas es una fuer­za vital: orgánica, igual que una flor. Analiza la flor, sácale cada pétalo, arráncalo, examínalo, quédate satisfecho por haber investigado y, después, intenta volver a armar la flor. Para en­tonces, la flor ya no existe, los pétalos han muerto y jamás se los podrá volver a colocar en la misma forma, porque no era un mecanismo; era una unidad orgánica.

Sannyas es un florecimiento, un florecimien­to de la conciencia humana: así como las flores que nacen en un árbol muestran que el árbol ha llegado a un acabamiento y que, más tarde o más temprano, los frutos surgirán. Las flores son sólo indicadores de que el árbol está pre­parado para dar frutos. El árbol está listo, está satisfecho. Las flores son como el éxtasis que el árbol experimenta antes de empezar a dar fru­tos: porque la fruta da cuenta de la satisfacción. El árbol ha llegado a su punto máximo, a su clímax; ha llegado al crescendo de su ser. Está feliz, lo disfru­ta (su vida no fue inútil: ahora vendrán los frutos). El árbol se siente extático y da flores.

LA VIDA SIGUE SU CURSO


miércoles, 13 de septiembre de 2017

¿EL BUDISMO ES UNA RELIGIÓN? ¿BUDA ERA UN DIOS?


P: ¿Cuál es la esencia del budismo? ¿Es una religión? ¿El Buda era un Dios?

Thich Nhat Hanh
R: El Buda siempre nos recuerda que es un ser humano, no un Dios. Es un maestro. Nos dejó muchas enseñanzas que impartió a sus discípulos. Se llaman sutras. Esta mañana les he ofrecido la práctica de la meditación consciente. Viene del sutra denominado Discurso sobre la respiración consciente. En este texto nos propone dieciséis ejercicios de respiración consciente para enfrentar a las dificultades de nuestra vida cotidiana, cultivar la sabiduría, la compasión, etc. Hay otras enseñanzas sobre la práctica de la consciencia plena que conducen a la transformación y la sanación. No son oraciones; son textos que enseñan a aceptar el sufrimiento y las dificultades de la vida cotidiana.

Al principio, el budismo no era una religión; era un modo de vida. Los sutras son las enseñanzas del Buda acerca de cómo transformar el sufrimiento y cultivar la alegría y la compasión. Como monjes budistas, aprendemos mucho de estos sutras y aprendemos a explicarlos a la gente de forma que sepan exactamente cómo practicar estas enseñanzas.

En la tradición budista, honramos los tres tesoros. El primer tesoro es el Buda, quien halló un camino de entendimiento, amor, transformación y sanación. El segundo tesoro es el Dharma, el camino de la transformación y la sanación, ofrecido por el Buda en forma de discursos, enseñanzas y prácticas. El tercer tesoro es la comunidad de practicantes, la sangha, los hombres y mujeres que han formado una comunidad y siguen el camino de la meditación y la práctica consciente.

Sangha significa «comunidad». Todos los miembros de la comunidad practican la respiración consciente, el caminar consciente, y generan compasión y entendimiento. Practicamos el tomar refugio en la sangha porque una verdadera sangha es una comunidad donde existe una práctica verdadera, consciencia, entendimiento, y compasión verdaderos. Una verdadera sangha es portadora del verdadero Dharma y del verdadero Buda. Por tanto, cuando se acercan a una Sangha verdadera, se acercan al Buda y al Dharma.

QUE NO NOS UNA NADA


martes, 12 de septiembre de 2017

AMAR AL MUNDO


MOKELU EL NECIO


¿Debemos compartir el conocimiento?

Quinientos monjes vivían en un templo situado a una decena de kilómetros del pueblo. Uno de ellos, el más anciano, llamado Mokelu, era conocido por su necedad. Poco importaban los esfuerzos empleados en enseñarle algo, él no lo entendía. No podía recitar de memoria ni un solo proverbio siquiera. Los otros le miraban por encima del hombro. A ninguno le gustaba estar con él y Mokelu estaba muy solo.

Un día el rey invitó a los monjes a palacio a una recepción. Mokelu, avergonzado por su necedad, tenía miedo de unirse a la reunión y no fue. Pero cuando todo el mundo se hubo marchado se sintió inundado por la tristeza. Estaba enfadado con todos y cada uno y consigo mismo. Buscó una cuerda y fue bajo un gran árbol para poner fin a su vida.

En ese preciso momento el Buda apareció frente a él y le reprendió duramente:

- Mokelu, en lugar de cultivarte seriamente y descubrir tus lagunas, estás a punto de hacer algo verdaderamente necio.

Mokelu, boquiabierto, se quedó sin palabras. El Ser iluminado continuó:

- En tu vida anterior eras practicante con un conocimiento vasto y profundo. Pero no querías enseñarlo a los demás. Eras arrogante y amonestabas a aquellos que se te acercaban. Es por esto que, como consecuencia, en esta vida eres necio. No puedes culpar a los demás por ello. Sólo debes arrepentirte de tus malos actos. Además, poner fin a tu vida no pone fin a tus faltas.

PERDIENDO EL TIEMPO


lunes, 11 de septiembre de 2017

EL HOMBRE HERIDO POR LA FLECHA


¿Debemos buscar saberlo todo?
El hombre herido por la flecha

Hubo una vez un monje que reflexionaba mucho y meditaba sobre las catorce preguntas difíciles, tales como “¿el yo es eterno o temporal?”, “¿el mundo es finito o infinito?”, “¿podemos ser verdaderamente sabios mientras vivimos o únicamente tras la muerte?”, etc. Pero no lograba desentrañar estos problemas de forma satisfactoria, y se sentía impaciente.

Una mañana, tomando su hábito y su cuenco de limosnas, se presentó ante el Buda y le dijo:

- Si puedes explicarme las catorce preguntas difíciles y satisfacer mi inteligencia, seguiré siendo tu discípulo. Si no logras explicármelas, buscaré otra vía.

El Bienaventurado le respondió:

- ¿Al principio acordamos que si te explicaba las catorce preguntas difíciles serías mi discípulo?

El monje respondió que no. El Buda prosiguió:

- Entonces ¿cómo puedes decirme hoy que si no te las explico no seguirás siendo mi discípulo? ¿No ves que es por los hombres afectados por la vejez, la enfermedad y la muerte que yo predico la ley, para salvarles? Esas catorce preguntas difíciles son objeto de disputa, no sirven a la ley y no son más que vanas discusiones. ¿Por qué hacerme esas preguntas? De todas formas, si te respondiera, no comprenderías. Además, loco como eres, llegada la hora de la muerte ¡no te habrás podido librar del nacimiento, de la vejez, de la enfermedad ni de la misma muerte!

Como el monje no respondía, continuó:

- Déjame contarte una historia. Un hombre fue alcanzado por una flecha envenenada. Se hizo llamar a un médico. Pero cuando llegó, el enfermo le interpeló así: “No permitiré que me extraigas la flecha hasta que conozca cuál es tu clan, tu apellido,r tu familia, tu pueblo, tu padre y tu madre, así como tu edad. Además quiero saber de qué montaña proviene la flecha, cuál es la naturaleza de su madera y de sus plumas, quién ha fabricado la punta de la flecha y de qué metal. Después quiero saber si el arco es de madera silvestre o de cuerno de animal. Y también deseo saber de dónde proviene el remedio y cuál es su nombre. Cuando sepa todas estas cosas te permitiré extraer la flecha y aplicar el remedio”.

El Buda preguntó al monje:

CONTRA LA REALIDAD


domingo, 10 de septiembre de 2017

DORMIR EN EL PASADO


MODO INTELECTUAL


Naropa, un yogui indio del siglo XI, un día se encontró inesperadamente con una vieja bruja por la calle. Ella parecía saber que el era uno de los eruditos más importantes del budismo en India y le preguntó si entendía las palabras escritas en el gran libro que portaba en sus brazos. Él dijo que sí y ella se puso a cantar y a bailar alegremente. A continuación le preguntó si comprendía el significado de las enseñanzas que contenía el libro. Pensando en agradarla todavía más, volvió a decir que sí, pero en ese momento ella se puso furiosa y le gritó que era un hipócrita y un mentiroso. Aquel encuentro cambió la vida de Naropa. Sabía que la anciana le había pillado: en realidad sólo comprendía las palabras y no el significado interno profundo de las enseñanzas que podía exponer tan brillantemente. 

En ese mismo punto es donde también nosotros, en mayor o menor medida, nos encontramos. Podemos bromear con nosotros mismos durante cierto tiempo pensando que entendemos la meditación y las enseñanzas, pero en algún momento tenemos que enfrentar la realidad. Nada de lo que hemos aprendido parece muy relevante cuando nuestro amante nos deja, cuando nuestro hijo tiene una rabieta en medio del supermercado o cuando nos insulta un colega del trabajo. ¿Cómo nos trabajamos el resentimiento cuando el jefe entra en la habitación gritándonos? ¿Cómo reconciliamos esa frustración y humillación con nuestro anhelo de ser abiertos y compasivos y de no dañarnos a nosotros mismos ni a los demás? ¿Cómo, durante la meditación, combinamos nuestra intención de permanecer alerta y ser delicados con la realidad de que nos sentamos y nos quedamos dormidos inmediatamente? ¿Y las veces que nos sentamos y nos pasamos todo el rato pensando en cuánto deseamos algo o a alguien que hemos visto de camino a la sala de meditación? ¿O cuando nos sentamos y nos contorsionamos toda la mañana porque nos duelen las rodillas y la espalda y estamos hartos y aburridos? En lugar de estar calmados, despiertos y sin ego, nos encontramos más nerviosos, irritables y densos que de costumbre.

Éste es un lugar muy interesante en el que encontrarse. Para el practicante es un lugar extremamente importante.

viernes, 8 de septiembre de 2017

LA FIESTA


El 10 de mayo de 1987, el Club Nápoles se consagró campeón de Italia por primera vez en 60 años. La ciudad fue vengada por las artes de un mago petiso y ruludo, llamado Maradona, que hacía cantar a la pelota. Y un terremoto de fiesta estalló y lanzó a bailar por los aires a la gente que tenía la jodida costumbre de perder en el fútbol y en todo lo demás.

Al fin de esa noche, un enorme cartel apareció en el cementerio de Nápoles. No se dirigía a la calle, sino a las tumbas. El cartel decía:

¡LO QUE SE PERDIERON!

DEJAR LO RECUERDOS


martes, 5 de septiembre de 2017

LOS CONJUROS


Lucila Escudero no se daba por enterada de sus años. Ella andaba tan campante por los tres patios de su casa y por las calles del vecindario, sorda a las penas y a los achaques y a las tristes voces del tiempo, y con ojos de recién llegada miraba al mundo desde el balcón.

Lucila creía en el cielo, y sabía que lo merecía, pero se sentía mucho mejor en casa. Para despistar a la muerte, dormía cada noche en un lugar diferente. Nunca le faltaba algún tataranieto para ayudar a correr la cama, y de oreja a oreja sonreía pensando en el chasco que se llevaría la muerte cuando viniera a buscarla. Antes de dormir, encendía el último cigarrillo del día, en su larga boquilla labrada, y se echaba la última copa de buen vino tinto. Entraba en la noche bebiendo el vino da a sorbitos, un buche por cada amén, mientras rezaba los padrenuestros y las avemarías.

Había nacido en 1885. Murió a los 110 años de su edad, en Santiago de Chile, cuando ya había enterrado a siete hijos y estaba un poquito aburrida de vivir.
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