domingo, 11 de febrero de 2018

TRES MÉTODOS PARA TRABAJAR EL CAOS: Método 2


Tradicionalmente existen tres métodos para relacionarnos directamente con las circunstancias difíciles haciendo de ellas un camino de despertar y alegría. AI primer método lo llamaremos no más lucha; al segundo, usar el veneno como medicina; y al tercero, contemplar cualquier cosa que surja como sabiduría iluminada. Estas son las tres técnicas para trabajar con el caos, las dificultades y los sucesos no deseados de nuestra vida cotidiana.

USAR EL VENENO COMO MEDICINA

El segundo método para trabajar con el caos es emplear el veneno como medicina. Podemos usar las situaciones difíciles —el veneno— como combustible para despertar. En general, la introducción a esta idea se realiza a través del tonglen, 

Cuando surge algo incómodo —cualquier tipo de conflicto, cualquier idea de desvalorización, cualquier cosa que nos desagrade, avergüence o resulte dolorosa— en lugar de tratar de librarnos de ello, lo inspiramos. Los tres venenos son la pasión (que incluye el apetito desordenado o adicción), la agresión y la ignorancia (que incluye la negación o tendencia a cerrarnos). Solemos pensar que estos venenos son malos y debemos evitarlos, pero en este caso nuestra actitud debe ser diferente porque se convierten en semillas de compasión y apertura. Cuando surge el sufrimiento, la instrucción tonglen es abandonar la linea argumental e inspirar no sólo la ira, el resentimiento o la soledad que podamos sentir, sino el dolor de todos los demás que en este momento están sintiendo la misma rabia, amargura o aislamiento. 

Inspiramos el sufrimiento de todos los que lo estén sufriendo. Este veneno no es sólo nuestra desgracia personal, nuestra falta, nuestra mancha, nuestra vergüenza; también es parte de la condición humana. Es nuestro parentesco con todas las cosas vivas, el material que necesitamos para entender la sensación que produce ponerse en el lugar de otra persona. En lugar de huir o evitar el veneno, lo inspiramos y conectamos plenamente con él. Hacemos esto con la intención de que todos nos podamos ver libres del sufrimiento. Después espiramos, enviando una sensación de vasto espacio, una sensación de ventilación o frescura. Lo hacemos con la intención de que todos podamos relajarnos y experimentar la esencia interna de nuestra mente. 

Desde la infancia se nos dice que hay algo equivocado en nosotros, en el mundo y en todo lo que pasa: no es perfecto, tiene los cantos sin pulir, sabe amargo, suena demasiado alto, es demasiado suave, demasiado afilado, demasiado insípido. Tratamos de mejorar las cosas porque siempre nos estamos enfrentando con algo malo, algo erróneo, algo problemático. El punto principal de estos métodos es disolver la lucha dualista, nuestra tendencia habitual a luchar contra lo que nos está ocurriendo. La instrucción de estos métodos es avanzar hacia las dificultades en lugar de retirarnos. No solemos recibir frecuentemente este tipo de consejos. 

Todo lo que ocurre no sólo es útil y trabajable, sino que es el camino mismo. Podemos usar todo lo que nos ocurre como un medio para despertar. Podemos utilizar todo lo que ocurre —ya se trate de nuestras emociones y pensamientos conflictivos o de nuestra situación externa— para ver dónde estamos dormidos y cómo podemos despertar completamente, totalmente, sin reservas.

Por tanto, el segundo método es usar el veneno como medicina, emplear las situaciones difíciles para despertar nuestra germina preocupación por otros que, como nosotros, a menudo se encuentran en situaciones dolorosas. Como dice un eslogan lojong: «Cuando el mundo está lleno de maldad, todos los percances y las dificultades deben transformarse en el camino de la iluminación.» Ésta es la noción que adoptamos aquí.


Métodos 3 en siguientes posts.


Extracto del libro:
Cuando Todo Se Derrumba
Pema Chödron
Fotografía de Internet

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