Mostrando las entradas con la etiqueta Cuentos. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Cuentos. Mostrar todas las entradas

viernes, 10 de junio de 2022

LOS SERES HUMANOS SIEMPRE PIENSAN AL CONTRARIO


Un discípulo preguntó a su instructor:
– Maestro, quiero saber lo que más le sorprende de los seres humanos.

Su maestro contestó:
– Piensan siempre al contrario.

Y sigue el maestro:
– Tienen prisa por crecer, y después suspiran por la infancia perdida.
– Pierden la salud para tener dinero y después pierden el dinero para tener salud.
– Piensan tan ansiosamente en el futuro que descuidan el presente, y así, no viven ni el presente ni el futuro.
– Viven como si no fueran a morir nunca y mueren como si no hubiesen vivido.


Cuento Sufi aportado por contarcuentos.com

viernes, 8 de octubre de 2021

EL SAPO Y EL URUBÚ


Cuento chileno.

¿Saben, niños, por qué el sapo tiene manchas y protuberancias en el lomo? Pues porque se golpeó.

Antes de tal accidente mostraba, sin duda, una espalda pulida y lustrosa, de la cual se enorgullecería ante los otros animales acuáticos, pues ya sabemos que el sapo anda siempre hinchado de vanidad.

Sucedió que el sapo y el urubú, o sea, el buitre, fueron invitados a una fiesta que se iba a realizar en el cielo de los animales.

El urubú, después de hacer sus preparativos, fue donde el sapo con el fin de burlarse de él. Lo encontró entre los juncos de un charco, croando de la manera más melodiosa que le era posible. Es que estaba adiestrando la voz.

—Compadre —le dijo el urubú—, me han contado que irás a la fiesta del cielo.
—Desde luego —contestó el sapo, muy satisfecho—, saldré mañana temprano hacia allá. Me invitan debido a mi gran habilidad de cantante…
—Yo también iré —afirmó el urubú, para que el sapo se dejara de jactancias ante un testigo que lo iba a sorprender mintiendo.
—¡Magnífico! —exclamó el sapo—, y espero que estarás ensayando tu instrumento.

Se refería a la guitarra, a la que era muy aficionado el urubú.

Como éste lo mirara un tanto asombrado, pues no esperaba tales alardes, el sapo agregó, dándose importancia:

—Sí, compadre, iré. Una ascensión me será bastante útil para el vigor del cuerpo y el esparcimiento del espíritu, pues la vida rutinaria me disgusta…

Enseguida volvió las espaldas al urubú y siguió croando a voz en cuello. Al oírlo se estremecían hasta los juncos.

El urubú se quedó convencido de que el sapo era un gran farsante.

Al otro día, muy de mañana, el urubú estaba posado en la rama de un arbusto y se alisaba las negras plumas, preparándose para el viaje, cuando se le presentó el sapo. La guitarra se encontraba en el suelo, ya lista, pues el urubú la estuvo templando durante la noche.

—Buenos días —saludó el sapo.
—Buenos días —le contestó el urubú, con cierto tono de burla.
—Como yo avanzo con mucha lentitud —exclamó el sapo—, he resuelto irme primero. Así es que ya nos veremos. Hasta luego…
—Hasta luego —respondió el urubú, sin mirar al sapo, y pensando que salía con esa propuesta para escabullirse por allí y no quedar en vergüenza.

Pero lo que hizo el sapo fue meterse, a escondidas, en la guitarra.

El urubú se pasó el pico por las plumas hasta que quedaron relucientes y, enseguida, cogió su instrumento y levantó el vuelo.

Entusiasmado como iba con la perspectiva de la fiesta, no advirtió que su guitarra tenía más peso que el de costumbre. Volaba impetuosamente, y pronto dejó tras de sí las nubes y luego la luna y las estrellas.

Al llegar al cielo, que, como ya hemos dicho, era el cielo de los animales, le preguntaron por el sapo.

—¿Creen que va a venir? —contestó el urubú—. Veo que ustedes se han olvidado del sapo. Si en la tierra apenas marcha a saltos, ¿piensan que puede remontarse hasta esta altura? Es seguro que no vendrá…
—¿Por qué no lo trajiste? —demandó el pato, que tenía cierta simpatía por el sapo debido a su común afición al agua.
—Porque no acostumbro cargar piedras —respondió el urubú. Dicho esto, dejó a un lado su guitarra y, esperando que llegara el momento de la música, se puso a conversar con el loro.

Entonces el sapo salió de su escondite y apareció de improviso ante la concurrencia, más hinchado y orgulloso que de costumbre. Como es natural, lo recibieron con gran asombro, en medio de aplausos y felicitaciones. Al mismo tiempo, se reían del urubú.

Alguien contó, por lo bajo, la forma en que viajó el sapo, y el urubú, al notar que rezongaban de él, se sentía muy incómodo.

Después comenzó la fiesta.

Repetimos que ése era el cielo de los animales. Todos estaban allí felices y contentos.

El burro ya no sufría los palos del amo ni el caballo los espolazos, pudiendo ambos estar quietos o galopando según su gusto.

El león conversaba tranquilamente con la oveja, que disfrutaba de un verde prado.

Del mismo modo, el puma se entendía bien con el venado, y el ñandú corría solamente cuando se le antojaba, pues no había allí gauchos que lo persiguieran con boleadoras.

Los monos tenían árboles cuajados de frutos, que compartían con pájaros felices, pues nadie les robaba sus nidos.

En fin, no había animal que se encontrara triste, por falta de alimentos o por la persecución de otro animal o del hombre.

Las palomas revoloteaban sobre ese cuadro de felicidad, llevando en el pico la rama del olivo de la paz con más éxito que en la tierra.

Para mejor, todos se dedicaban a cultivar el canto, el baile o el instrumento de su preferencia. Y era precisamente para lucir sus habilidades que se realizaba la fiesta.

Llegado el momento, el elefante soplaba el clarinete, los pájaros hacían sonar las flautas, la serpiente de cascabel agitaba uno muy grande, la jirafa se entendía con el saxófono, el grillo tocaba su violincito de una sola cuerda y la tortuga golpeaba el bombo con mucha compostura.

En cuanto a canto, el león rugía una melodía severa y profunda, el caballo relinchaba un aria, el gato maullaba una patética serenata, y el gallo, de todos modos, lo hacía mejor que cuando quiso actuar en Bremen.

No nos hemos olvidado del burro, que tiene también potente voz, pero haciendo honor a su nombre, no había logrado perfeccionarse, por lo cual los demás animales le pidieron que no desafinara. Estaba por allí tocando, discretamente, el triángulo.

La música celestial contaba también con el silbo, a cargo de la vizcacha, que lo hacía tan bien como el mirlo.

Quien bailaba era el oso, bamboleándose muy gustosamente, sin tener que obedecer ya el látigo del gitano.

También hacían piruetas los monos, a quienes fue imposible sujetar, y ni qué decir que las ardillas se movían más que nunca.

Desde luego que el buitre, invitado para refuerzo de la orquesta, rasgueaba su guitarra con gran entusiasmo, y el sapo, que era partidario de formar un orfeón, daba unos «do de pecho» con una voz de tenor bastante apreciable.

A todo esto, el loro hablaba y lanzaba vivas en todos los idiomas. 

El sapo no las tenía todas consigo pensando en la vuelta y por eso, aprovechando un momento en que eran mayores la alegría y el alboroto, se metió de nuevo en la caja de la guitarra.

Terminada la fiesta, nadie notó su ausencia a la hora de despedirse. Nadie, salvo el urubú, que le guardaba rencor por haberlo puesto en ridículo.

Éste echó a volar al fin hacia la tierra y, como ya estaba receloso, advirtió el mayor peso de su instrumento.

Como no residía de firme en el cielo, tenía aún malos sentimientos, y se propuso vengarse del sapo que, por la misma razón de no vivir allí, se encontraba aún a merced de las trapacerías de sus enemigos.

El urubú voló sin hacer ninguna investigación hasta que le fue posible distinguir el suelo. En ese momento estaba también bajo la luna y, dando inclinación a la guitarra para que la luz entrara en la caja, distinguió al pobre sapo acurrucado en el fondo de ella.

—Sal de ahí —gritó el urubú.
—Por favor, no me eches —rogó el sapo, angustiosamente.
—¿No eres capaz de volar hasta el cielo? Sal, sal pronto —insistió el urubú.
—No, no puedo salir, porque tú me arrojarás… —se lamentaba el sapo.

El urubú continuó exigiéndole que saliera, cosa que no pudo conseguir, pues el sapo, de ningún modo quería exponerse a caer. Por último, el urubú volteó y agitó la guitarra hasta que consiguió disparar por los aires al clandestino ocupante.

El sapo movía las patas, cayendo vertiginosamente.

Por mucha que fuera la velocidad, la distancia era también muy grande, y el choque demoraba. El pobre sapo tuvo entonces tiempo para pensar y lamentarse:

—Ojalá no caiga en rocas ni piedras —decía—. Ojalá caiga en una laguna…, o en arena…, o en blanda yerba…

El urubú, entretanto, le gritaba:

—¡Qué rápido vuelas!… ¡Sin duda fue un águila tu madre!…

El pobre sapo ni le oía.

En cierto momento le pareció que caería en una laguna, pero un ventarrón lo alejó, haciéndole perder esa esperanza.

Luego creyó que se precipitaba sobre un prado, y, por último, sobre un frondoso ombú; mas siguió apartándose de la dirección de estos lugares.

Ahí estaban unos largos y duros caminos. Ahí, unos roquedales. Ahí, el patio de una casa.

Descendía dando volteretas, pues el viento arreció. Por último, cerró los ojos, prefiriendo no ver el sitio en el cual iba a estrellarse.

Al fin llegó. Se dio contra el suelo, de espaldas, en un lugar lleno de piedras.

Quedose sin sentido y, cuando despertó, andaba rengueando más que nunca, y 
pasaron muchos días antes que se repusiera completamente.

Pero el golpe había sido tan fuerte que la espalda le quedó para siempre manchada y llena de protuberancias.

He ahí, pues, la razón por la cual el pobre sapo tiene tan fea presencia. También dicen que debido al golpe se le malogró la voz, pero esto no se puede asegurar.

Ciro Alegría

domingo, 29 de agosto de 2021

SIN QUERER SABER


Y si es cierto que has dejado de quererme...
yo te pido,
por favor,
no me lo digas!...

Necesito por hoy
y todavía
navegar
inocente en tus mentiras...

Dormiré sonriendo
y muy tranquilo.

Me despertaré
bien temprano en la mañana.

Y volveré a hacerme a la mar,
te lo prometo...

Pero esta vez...
sin atisbo de protesta o resistencia
naufragaré por voluntad y sin reservas
en la profunda inmensidad de tu abandono...



Extracto del libro:
Cuentos para pensar
Jorge Bucay
Fotografía de Internet

sábado, 28 de agosto de 2021

LA VACA


Un maestro samurái paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar.

Durante la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de realizar visitas, conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que obtenemos de estas experiencias. Llegando al lugar constató la pobreza del sitio: los habitantes, una pareja y tres hijos, vestidos con ropas sucias, rasgadas y sin calzado; la casa, poco más que un cobertizo de madera...

Se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó: “En este lugar donde no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen para sobrevivir? El señor respondió: “amigo mío, nosotros tenemos una vaca que da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo. Así es como vamos sobreviviendo.

El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, se despidió y se fue. A mitad de camino, se volvió hacia su discípulo y le ordenó: “Busca la vaca, llévala al precipicio que hay allá enfrente y empújala por el barranco

El joven, espantado, miró al maestro y le respondió que la vaca era el único medio de subsistencia de aquella familia. El maestro permaneció en silencio y el discípulo cabizbajo fue a cumplir la orden.

Empujó la vaca por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante muchos años. Un bello día, el joven agobiado por la culpa decidió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar. Quería confesar a la familia lo que había sucedido, pedirles perdón y ayudarlos.

Así lo hizo. A medida que se aproximaba al lugar, veía todo muy bonito, árboles floridos, una bonita casa con un coche en la puerta y algunos niños jugando en el jardín.

El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia hubiese tenido que vender el terreno para sobrevivir. Aceleró el paso y fue recibido por un hombre muy simpático. El joven preguntó por la familia que vivía allí hacía unos cuatro años.

El señor le respondió que seguían viviendo allí. Espantado, el joven entró corriendo en la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hacia algunos años con el maestro.

Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaca): ¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?” El señor entusiasmado le respondió: “Nosotros teníamos una vaca que cayó por el precipicio y murió. De ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos. Así alcanzamos el éxito que puedes ver ahora.”

miércoles, 25 de agosto de 2021

¿A QUIEN ESCOGERÍAS?


Una mujer regaba el jardín de su casa y vio a tres viejos con sus años de experiencia frente a su jardín. Ella no los conocía y les dijo:

No creo conocerlos, pero deben tener hambre. Por favor entren a mi casa para que coman algo.

Ellos preguntaron: ¿Está el hombre de la casa? No, respondió ella, no está. Entonces no podemos entrar, dijeron ellos.

Al atardecer, cuando el marido llegó, ella le contó lo sucedido. ¡Entonces diles que ya llegué invítalos a pasar!

La mujer salió a invitar a los hombres a pasar a su casa. No podemos entrar a una casa los tres juntos, explicaron los viejitos.

¿Por qué?, quiso saber ella. Uno de los hombres apuntó hacia otro de sus amigos y explicó: Su nombre es Riqueza. Luego indicó hacia el otro. Su nombre es Éxito y yo me llamo Amor.

Ahora ve adentro y decide con tu marido a cuál de nosotros 3 desean invitar a vuestra casa. La mujer entró a su casa y le contó a su marido lo que ellos le dijeron. El hombre se puso feliz: ¡Qué bueno! Y ya que así es el asunto entonces invitemos a Riqueza, que entre y llene nuestra casa. Su esposa no estuvo de acuerdo:

Querido, ¿por qué no invitamos a Éxito? La hija del matrimonio estaba escuchando desde la otra esquina de la casa y vino corriendo. ¿No sería mejor invitar a Amor? Nuestro hogar estaría entonces lleno de amor.

Hagamos caso del consejo de nuestra hija, dijo el esposo a su mujer. Ve afuera e invita a Amor a que sea nuestro huésped. La esposa salió y les preguntó ¿Cuál de ustedes es Amor? Por favor que venga y que sea nuestro invitado.

Amor se levantó de su silla y comenzó a avanzar hacia la casa. Los otros 2 también se levantaron y le siguieron. Sorprendida, la dama les preguntó a Riqueza y a Éxito: Yo invité sólo a Amor ¿porqué Uds. también vienen? Los viejos respondieron juntos:

Si hubieras invitado a Riqueza o a Éxito los otros 2 habrían permanecido afuera, pero ya que invitaste a Amor, donde vaya él, nosotros vamos con él. Donde quiera que hay amor, hay también riqueza y éxito.

sábado, 21 de agosto de 2021

TU VALOR SIEMPRE SERÁ EL MISMO


Un adolescente estaba pasando por momentos muy duros. En su casa reinaba la discordia, su padre no dejaba de criticarlo por cualquier cosa y su madre, por miedo a mayores enfrentamientos, no tomaba partido en esos asuntos. Los hermanos tampoco lo trataban bien. Se burlaban de su apariencia, de los granos en su cara, de su forma torpe de andar y de su tono de voz que por estar cambiando parecía más bien de gallos de media noche. Nadie lo tomaba en cuenta, por lo que se sentía despreciable y su autoestima estaba por los suelos.

Esta situación empezó afectar también su rendimiento en el colegio. Ya no prestaba atención en clase, no hacía sus tareas y reprobaba la mayor parte de los exámenes. Lo peor fue que como su actitud había cambiado, sus propios amigos de toda la vida empezaron a darle la espalda, a criticarlo y a burlarse de él. Sólo se le acercaban quienes tenían la peor conducta del salón.

Un profesor en particular venía observándolo desde hacía un tiempo y finalmente decidió actuar. Al terminar una clase le pidió que se quedara. De mala gana se sentó en la primera fila mientras sus compañeros alborotados salían riéndose de él ya que suponían que iba a ser castigado o por lo menos reprendido. Un breve silencio generó un poco de tensión entre el profesor y el joven. Entonces, lentamente el profesor sacó un billete de 100 Dólares tan nuevo que todavía no había sido doblado por primera vez. Los ojos de su alumno empezaron a brillar, al tanto que el profesor le decía

- ¿Lo quieres?, ¿quieres que te de este billete?

- Si – respondió el joven con voz baja y dubitativa

- Tómalo, es tuyo

Pero cuando el joven se levantó de su asiento para tomar el billete, el profesor continuó:

- Espera un momento, déjame hacer esto – dijo mientras arrugaba todo el billete una y otra vez – Ahora si es tuyo, ¿todavía lo quieres?

- Claro que lo quiero – contestó el joven con cara de extrañeza.

- Se me olvidaba algo – replicó el maestro mientras dejaba caer el billete para pisotearlo una y otra vez con sus viejos zapatos ya gastados – Creo que así estará mejor, ¿todavía lo quieres? – dijo finalmente mientras lo recogía del piso.

- Por supuesto – dijo el joven con una media sonrisa esbozada en su rostro.

- Ah, casi se me olvida lo más importante – volvió a interrumpir el maestro – Mira lo que hago ahora.

Y ante la mirada de asombro de su alumno comenzó a escupir el billete una y otra vez hasta que tuvo un aspecto baboso y desagradable. Finalmente lo tomó con mucho cuidado por una esquinita y levantándolo en dirección a su alumno le dijo:

- Ahora si es tuyo, ¿Todavía lo quieres?

- Si, por supuesto que lo quiero – contestó con voz fuerte y gran determinación.

- ¿Pero, porqué lo quieres si está todo arrugado, pisoteado y hasta escupido?

- Por qué a pesar de todo siguen siendo cien dólares – contestó de inmediato el joven.

- Has aprendido bien la lección, ahora aplícala a tu vida – y ante la súbita expresión de incomprensión en la cara del joven, continuó - Al igual que el billete, cada uno de nosotros tiene un valor que nadie nos puede arrebatar. Tu valor como persona, como ser humano, como hijo de Dios, no va a cambiar si otras personas te maltratan, te humillan, te desprecian o te agreden. Sin importar lo que te hagan o lo que otros piensen de ti, tu valor seguirá siendo siempre el mismo. Ahora bien, depende exclusivamente de ti que te des cuenta de todo lo que en realidad vales, de todos los dones que tienes, de toda la energía positiva que vive dentro de ti, de toda la capacidad que tienes para dar y amar. Para ello no le prestes atención a las opiniones necias y desfavorables de quienes te rodean. Un día despertarás y te darás cuenta de que en realidad tu vida es invaluable.

El profesor continuó hablando sobre todas las virtudes y aspectos positivos que él veía en su alumno. La cara del joven había cambiado por completo, su postura encorvada se había enderezado, sus ojos volvían a brillar y repentinamente se paró, dio las gracias y se dispuso a salir del salón con la actitud de quién está dispuesto a conquistar el mundo. Pero la lección todavía no terminaba. El profesor le dijo:

- Espera un momento, toma, llévate el billete sólo para que lo guardes y puedas recordar cuánto vales cada vez que te sientas atacado o deprimido. Pero hay una condición: debes prometerme que la semana que viene me entregarás otro billete completamente nuevo de la misma denominación, así podré enseñarles esta misma lección a otros de tus compañeros que también la necesitan.

miércoles, 18 de agosto de 2021

LA ROSA Y EL SAPO...


Había una vez una rosa roja muy bella, se sentía de maravilla al saber que era la rosa más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la veía de lejos. Se dio cuenta de que al lado de ella siempre había un sapo grande y oscuro, y que era por eso por lo que nadie se acercaba a verla de cerca. Indignada ante lo descubierto le ordenó al sapo que se fuera de inmediato; el sapo muy obediente dijo: Está bien, si así lo quieres.

Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al ver la rosa totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos. Le dijo entonces: Vaya que te ves mal. ¿Qué te pasó?

La rosa contestó: Es que desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día, y nunca pude volver a ser igual.

El sapo solo contestó: Pues claro, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.

domingo, 15 de agosto de 2021

ERES TÚ QUIEN CONTROLA TU MENTE



Un estudiante de zen se quejaba de que no podía meditar: sus pensamientos no se lo permitían. Habló de esto con su maestro diciéndole: “Maestro, los pensamientos y las imágenes mentales no me dejan meditar; cuando se van unos segundos, luego vuelven con más fuerza. No puedo meditar. No me dejan en paz”. El maestro le dijo que esto dependía de él mismo y que dejara de cavilar. No obstante, el estudiante seguía lamentándose de que los pensamientos no le dejaban en paz y que su mente estaba confusa. Cada vez que intentaba concentrarse, todo un tren de pensamientos y reflexiones, a menudo inútiles y triviales, irrumpían en su cabeza…

El maestro entonces le dijo: “Bien. Aferra esa cuchara y tenla en tu mano. Ahora siéntate y medita”. El discípulo obedeció. Al cabo de un rato el maestro le ordenó:” ¡Deja la cuchara!”. El alumno así hizo y la cuchara cayó obviamente al suelo. Miró a su maestro con estupor y éste le preguntó: “Entonces, ahora dime ¿quién agarraba a quién, tú a la cuchara, o la cuchara a ti?

martes, 10 de agosto de 2021

EL GRAN VALOR DE UNA MUJER


Cuentan que dos marineros que iban navegando por los mares del sur, desembarcaron en una preciosa isla para descansar. Los habitantes de la isla les recibieron con gran entusiasmo y durante varios días les agasajaron con fiestas.

Uno de los días, los marineros decidieron dar un paseo por la isla y se encontraron con una muchacha que estaba lavando ropa en el río. Uno de los marineros se acercó a ella y le preguntó: “¿Cómo te llamas?” La muchacha no respondió. El marinero pensando que no le había escuchado le volvió a preguntar: “¿Cuál es tu nombre?”. La muchacha se giró y le dijo: “Lo siento no puedo hablar contigo sin estar casada antes”.” Entonces me casaré contigo”, le respondió el marinero.

El otro marinero le dijo: “¡Estás loco!”” ¡Apenas la conoces!”” Además, hay otras muchachas mucho más bellas que ella”. “Me casaré con ella”, le respondió el amigo “y espero que te quedes para mi boda ya que yo ya no me marcharé”. “Como tú quieras amigo”, le respondió el marinero.

Y así se dirigieron a hablar con el padre de la muchacha para pedirla en matrimonio. “Señor”, le dijo el marinero “deseo casarme con su hija”

El padre se mostró encantado y le dijo: “forastero si te quieres casar con una de mis hijas tendrás que pagarme una dote de 9 vacas”. “¿con cuál de mis hijas deseas casarte?”

“Quiero casarme con la muchacha que lavaba ropa en el río”, le respondió el marinero. Sorprendido ante la elección del marinero ya que sus otras hijas eran mucho más hermosas, le dijo” en ese caso sólo tendrás que darme 3 vacas “. El marinero le replicó, “Te pagaré las 9 vacas”. Y así fue.

El marinero se casó con la muchacha que lavaba ropa en el río y su amigo se quedó a presenciar la boda para posteriormente zarpar de nuevo. Pasado un tiempo el marinero volvió por la isla y decidió ir a visitar a su amigo, Sentía curiosidad por saber cómo le iban las cosas y si seguía casado.

Al llegar a la isla, vio a un grupo de hombres y mujeres que iban cantando y bailando. En el centro iba una mujer hermosísima con el cabello adornado con unas flores. Se detuvo para contemplar la imagen y ver la belleza de la mujer.

Al cabo de un rato encontró a su amigo. Se saludaron con gran entusiasmo y el marinero le preguntó si seguía casado. “¡Por supuesto!”, le dijo él.” De hecho, te habrás cruzado con ella de camino”.

El marinero no recordaba haberse cruzado con ella. “Si”, le dijo el amigo. “Hoy es su cumpleaños y están celebrándolo” ¡Era la mujer que iba en el centro bailando! “¿Cómo es posible?”, le dijo el marinero. “Esa mujer no se parece en nada a la muchacha que yo conocí”. “Muy sencillo”, le contestó el amigo. “Me dijeron que valía 3 vacas y yo la traté como si valiese 9 vacas”.

miércoles, 4 de agosto de 2021

LA ORUGA


Mari era una oruga como cualquier otra y al igual que la mayoría de su especie, esperaba el gran día de convertirse en una hermosa mariposa para volar a lo más alto del jardín y disfrutar más de toda la naturaleza. Cada día Mari se quedaba mirando al cielo y soñaba con el gran día de volar alto, ella sentía que ya era hora de partir y buscar un lugar muy hermoso en donde pudiera ser verdaderamente feliz y sin una vida tan monótona.

Un día Mari decidió partir con otras orugas hacía otro lugar del jardín, todas buscaban una hoja perfecta para iniciar con la metamorfosis que cambiaría su aspecto para siempre. El gran día había llegado y Mari se sentía muy ansiosa por llegar a ser esa hermosa mariposa que siempre había soñado.

Ese día todas las orugas se aferraron a diferentes hojas que escogieron por propia voluntad. Para su mala suerte ese día se desató una gran tormenta y todo se complicó mucho hasta el punto de tener que aferrarse fuerte a las hojas para no morir. Las orugas estaban muy tristes y ya no querían esperar más para ser mariposas.

Mari duró mucho tiempo aferrada a las hojas hasta que un día despertó siendo diferente. Tenía unas grandes y enormes alas que le permitían ver el jardín desde otro lado; todo era muy hermoso, colorido y lleno de vida.

Mari y sus amigas empezaron a volar muy alto y vieron que la naturaleza era demasiado hermosa, sentían que la libertad era un sueño, se imaginaban viajando muy lejos y disfrutando de todo lo que ahora podían observar.

Por fin el sueño de las orugas se había hecho realidad, ahora eran hermosas mariposas volando libres en el viento y sintiendo la verdadera felicidad. Mari comprendió que nunca se debe desistir ante una dificultad, porque tras la tormenta siempre aparece un día soleado, hermoso y listo para volver a soñar.

martes, 3 de agosto de 2021

LA PARÁBOLA DEL CABALLO


Un campesino, que luchaba con muchas dificultades, poseía algunos caballos para que lo ayudaran en los trabajos de su pequeña hacienda.

Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de los caballos había caído en un viejo pozo abandonado. El pozo era muy profundo y sería extremadamente difícil sacar el caballo de allí.

El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente, y evaluó la situación, asegurándose que el animal no se había lastimado. Pero, por la dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo del pozo, creyó que no valía la pena invertir en la operación de rescate.

Tomó, entonces, la difícil decisión: Determinó que el capataz sacrificase al animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo, allí mismo. Y así se hizo.

Los empleados, comandados por el capataz, comenzaron a lanzar tierra adentro del pozo de forma de cubrir al caballo.

Pero, a medida que la tierra caía en el animal este la sacudía y se iba acumulando en el fondo, posibilitando al caballo para ir subiendo. Los hombres se dieron cuenta que el caballo no se dejaba enterrar, sino al contrario, estaba subiendo hasta que finalmente, ¡consiguió salir!

Si estás "allá abajo", sintiéndote poco valorado, y los otros lanzan sobre ti la tierra de la incomprensión, la falta de oportunidad y de apoyo, recuerda el caballo de esta historia. No aceptes la tierra que tiraron sobre ti, sacúdela y sube sobre ella. Y cuanto más tiren, más irás subiendo, subiendo, subiendo...

Lo importante es levantarse si es que se ha caído, siempre valemos lo mismo para Dios y ninguna persona nos puede quitar ese valor.

domingo, 1 de agosto de 2021

EL ELEFANTE ENCADENADO


Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante.

Durante la función, ¿la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza descomunal? pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo.

Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza podría, con facilidad, arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba amaestrado.

Hice entonces la pregunta obvia: Si está amaestrado ¿por qué lo encadenan?? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. ¿Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca? y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta

Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.

Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. ¿Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía?

Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. ¿Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree? ¿pobre? que NO PUEDE.

Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. ¿Jamás? ¿jamás? intentó poner a prueba su fuerza otra vez?

¿Vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad? condicionados por el recuerdo de «no puedo»? ¿Tu única manera de saber es intentar de nuevo poniendo en el intento todo tu corazón?

lunes, 19 de julio de 2021

LA CASA IMPERFECTA


Un maestro de construcción ya entrado en años estaba listo para retirarse a disfrutar sin pensión de jubilación. Le contó a su jefe acerca de sus planes de dejar el trabajo para llevar una vida más placentera con su esposa y su familia. Iba a extrañar su salario mensual, pero necesitaba retirarse; ya se las arreglarían de alguna manera.

El jefe se dio cuenta de que era inevitable que su buen empleado dejara la compañía y le pidió, como favor personal, que hiciera el último esfuerzo: construir una casa más. El hombre accedió y comenzó su trabajo, pero se veía a las claras que no estaba poniendo el corazón en lo que hacía. Utilizaba materiales de inferior calidad, y su trabajo, lo mismo que el de sus ayudantes, era deficiente. Era una infortunada manera de poner punto final a su carrera.

Cuando el albañil terminó el trabajo, el jefe fue a inspeccionar la casa y le extendió las llaves de la puerta principal. "Esta es tu casa, querido amigo -dijo-. Es un regalo para ti".

Si el albañil hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, seguramente la hubiera hecho totalmente diferente. ¡Ahora tendría que vivir en la casa imperfecta que había construido!

Construimos nuestras vidas de manera distraída, reaccionando cuando deberíamos actuar, y sin poner en esa actuación lo mejor de nosotros. Muchas veces, ni siquiera hacemos nuestro mejor esfuerzo en el trabajo. Entonces de repente vemos la situación que hemos creado y descubrimos que estamos viviendo en la casa que hemos construido. Si lo hubiéramos sabido antes, la habríamos hecho diferente.

La conclusión es que debemos pensar como si estuviésemos construyendo nuestra casa. Cada día clavamos un clavo, levantamos una pared o edificamos un techo. Construir con sabiduría es la única regla que podemos reforzar en nuestra existencia. Inclusive si la vivimos sólo por un día, ese día merece ser vivido con gracia y dignidad.

La vida es como un proyecto de hágalo-usted-mismo. Su vida, ahora, es el resultado de sus actitudes y elecciones del pasado. ¡Su vida de mañana será el resultado de sus actitudes y elecciones de hoy!

miércoles, 12 de noviembre de 2014

NASRUDÍN Y LOS CHILES PICANTES


El célebre y contradictorio personaje sufí Mulla Nasrudín visitó la India. Llegó a Calcuta y comenzó a pasear por una de sus abigarradas calles. De repente vio a un hombre que estaba en cuclillas vendiendo lo que Nasrudín creyó que eran dulces, aunque en realidad se trataba de chiles picantes. Nasrudín era muy goloso y compró una gran cantidad de los supuestos dulces, dispuesto a darse un gran atracón. Estaba muy contento, se sentó en un parque y comenzó a comer chiles a dos carrillos. Nada más morder el primero de los chiles sintió fuego en el paladar. Eran tan picantes aquellos "dulces" que se le puso roja la punta de la nariz y comenzó a soltar lágrimas hasta los pies. No obstante, Nasrudín continuaba llevándose sin parar los chiles a la boca.

Estornudaba, lloraba, hacía muecas de malestar, pero seguía devorando los chiles.

Asombrado, un paseante se aproximó a él y le dijo:

-Amigo, ¿no sabe que los chiles sólo se comen en pequeñas cantidades?

miércoles, 28 de agosto de 2013

LOS GLOBOS NEGROS.

En recuerdo de Martin Luther King Jr. en su discurso de hace 50 años...I Have a Dream...

En cierta ocasión el famoso predicador y líder norteamericano Martin Luther King se en-contraba a punto de dar una de sus célebres conferencias acerca de los Derechos Humanos. Rápidamente notó que una pequeña niña negra se encontraba al frente de su auditorio. Un poco sorprendido, preguntó a uno de sus ayudantes al respecto, y éste le dijo que la niña había sido la primera en llegar al lugar. Al terminar su discurso, como parte de la ceremonia se soltaron globos de diferentes colores al cielo que la pequeña no dejaba de admirar. Entonces el predicador se acercó a ella y la levantó en sus brazos. La pequeña lo miró fijamente y le preguntó: —¿Los globos negros también volarán hacia el cielo?

Martin la miró dulcemente y le contestó: —Los globos no vuelan al cielo por el color que tengan, sino por lo que llevan dentro. 

Esta es una lección contra la exclusión. A pesar de los años, ¿seguimos teniendo prejuicios hacia la gente de color? ¿Será verdad que la humanidad ha avanzado hasta convertirse en una gran comunidad mundial?

Del libro:
La culpa es de la vaca 2a parte
Lopera y Bernal

sábado, 13 de julio de 2013

EL GUERRERO JAPONES

El guerrero japonés fue apresado por sus enemigos y encerrado en un calabozo. Aquella noche no podía conciliar el sueño, porque estaba convencido de que a la mañana siguiente habrían de torturarle cruelmente.Entonces recordó las palabras de su Maestro Zen:

«El mañana no es real. La única realidad es el presente».

De modo que volvió al presente… y se quedó dormido.

Tomado del blog: Plano Creativo

CRÍTICAS AJENAS


Una vez Hodja y su hijo emprendieron un viaje. Hodja prefirió que su hijo viajara montado en el burro y él ir caminando. En el camino encontraron una gente que dijo:

-¡Miren a ese niño joven y fuerte! Así es la juventud de hoy en día. No tiene respeto por los mayores. ¡Él va montado sobre el burro y hace caminar a su pobre padre!

Cuando esas personas quedaron atrás, el niño se sintió muy avergonzado e insistió en caminar, y que su padre fuera montado sobre el burro. Poco más tarde, se cruzaron con otras personas quienes dijeron:

-¡Miren eso! Ese pobre niño tiene que caminar mientras que su padre monta sobre el burro.

Cuando hubieron pasado a estas personas, Hodja dijo a su hijo:

Creo que lo mejor será que los dos caminemos. Así nadie se quejará.

Continuaron su viaje, ambos caminando. Poco más tarde se encontraron con otros, quienes dijeron:

-¡Miren esos tontos! ¡Ambos caminan bajo este sol ardiente y ninguno de ellos monta sobre el burro!

Ante esto, Hodja se volvió hacia su hijo y dijo:

-Eso va para demostrar qué difícil es escapar de las opiniones de los hombres.

Tomado del blog: Plano Creativo

viernes, 28 de junio de 2013

DECÁLOGO DE LAS ANTIDECEPCIONES



*
Dos viajeros se encaminaban a un destino muy deseado. El trayecto fue largo, a veces feliz, a veces cansado, con tramos cuesta arriba y tramos cuesta abajo, pero juntos y con paciencia seguían adelante… Cuando faltaban pocos metros para alcázar la meta, encontraron un cartel en el que leyeron:
“Camino temporalmente cortado”

Se sintieron sorprendidos, desconcertados, frustrados, abatidos… pero de pronto se abrazaron y recordaron algo que un maestro les enseñó: “el decálogo antidecepciones”:

1.- No hay un solo sendero para llegar a la montaña, por muy seguro que estés de que el camino elegido es el mejor, no descartes otras posibilidades. Agudiza el ingenio para descubrirlas.

2.- Conserva la esperanza. Puede que el último minuto contenga una sorpresa.

3.- El hecho que hoy maldices, mañana puede que lo bendigas. Cada episodio de vida es como un chiste, ¡no lo entiendes hasta el final!

4.- Analiza las resistencias internas y los obstáculos externos que se interponen entre tú y tu deseo. Resuelve lo posible y acepta lo imposible.

5.- Si tu deseo no llega, vive como si ya estuviese cumplido, visualízalo, hazle un hueco en tu quehacer diario, imita la emoción de haberlo conseguido y atraerás la experiencia del logro.

6.- No tengas prisa, haz lo que puedas y confía en lo que un guionista amoroso y sabio tiene preparado para ti.

7.- Conecta y acepta tu emoción de frustración pero no te identifiques con ella.

8.- Aprende a ver en la decepción algo bello: detrás de ella está un hermoso y bienintencionado deseo al que no tienes por qué renunciar.

9.- No vivas la experiencia en soledad. Aprende a expresarte, a compartir y a recibir.

10.-Y si estás confundido y triste tras una experiencia frustrante, recréala en un cuentín.

Y los viajero sacaron su cuaderno de cuentos y se pusieron a escribir…

Al cabo de un tiempo miraron al horizonte y vieron un camino totalmente despejado. El cartel había desaparecido.

Tomado del blog
Plano Creativo
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...