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martes, 28 de mayo de 2019
miércoles, 1 de febrero de 2017
ARROGANTES Y GENEROSOS
Los sufíes, al contrario que otros místicos o supuestos posesores de un conocimiento especial, tienen fama de ser arrogantes. Esta arrogancia, según ellos mismos, se debe sólo a una incorrecta percepción de su comportamiento por parte de la gente. “Una persona”, dicen, “fuera capaz de encender un fuego sin frotar palos y que lo dijera, aparecería como arrogante a los ojos de alguien que no pudiera hacerlo”.
También tiene fama de ser extremadamente generosos. Su generosidad, dicen, se refiere a las cosas verdaderamente importantes. Su prodigalidad con los bienes materiales sólo es un reflejo de su generosidad con la sabiduría.
La gente que desea estudiar el camino sufí, a menudo practica la generosidad con objetos, a la espera de alcanzar una forma superior de generosidad.
Sea como sea, se cuenta una historia muy curiosa sobre tres hombres generosos de Arabia.
Un día discutían unos árabes sobre cuál era el hombre más generoso. Los debates se prolongaron varios días, y al final, por común acuerdo, el número de candidatos ser redujo a tres.
Como los partidarios de los tres candidatos estaban a punto de llegar a las manos, se constituyó un comité para que tomara la decisión definitiva. Decidieron que, como en una prueba eliminatoria, se enviaría el siguiente mensaje a cada uno de los tres hombres:
sábado, 16 de julio de 2016
LA FRUTA DEL CIELO
Había una vez una mujer que había oído hablar de la Fruta del Cielo y la codiciaba. Entonces le preguntó a cierto derviche, a quien llamaremos Sabar: “¿Cómo puedo encontrar esta fruta, para conseguir el conocimiento de forma inmediata?”
“Harías mejor en estudiar conmigo”, dijo el derviche. “Si no lo haces, tendrás que viajar con determinación y sin descanso por todo el mundo.”
La mujer lo abandonó y buscó a otro derviche, Arif el Sabio; y después encontró a Hakim, el Docto; luego a Majzub, el Loco; más tarde, a Alim, el Científico, y muchos más...
Pasó treinta años buscando, al cabo de los cuales llegó a un jardín. Allí se encontraba el Árbol del Cielo, de cuyas ramas pendía la resplandeciente Fruta del Cielo.
jueves, 8 de enero de 2015
EL USO DE UNA LÁMPARA
“Yo puedo ver en la oscuridad”, se jactaba cierta vez Nasrudín en la casa del té.
-Si es así, ¿por qué algunas noches lo hemos visto llevando una lámpara por las calles?
-Es sólo para que los otros no tropiecen conmigo.
Tomado del libro:
Las ocurrencias del increíble
Mulá Nasrudín
Idries Shah
Fotografía de internet
domingo, 7 de diciembre de 2014
COMIÉNDOSE SU DINERO
El Mulá Nasrudín, como todos saben, proviene de un país donde la fruta es fruta, la carne es carne y el curry es algo que jamás se come.
Un día, a poco de descender de las altas montañas del Kafiristán, marchaba cansadamente por un polvoriento camino de la India, cuando una intensa sed se apoderó de él. Pronto – se dijo – debo encontrar algún sitio donde obtener buena fruta.
Apenas estas palabras se formaron en su mente dobló un recodo del camino y vio a un hombre de aspecto bondadoso, sentado a la sombra de un árbol, con una canasta frente a él.
martes, 2 de diciembre de 2014
COSECHA ALTERNADA
El Mulá fue al barbero , quien lo empezó a afeitar con mano torpe y una navaja mellada. Cada vez que lo hacía sangrar, el barbero aplicaba sobre la herida un trozo de algodón para detener la sangre.
Esto continuó por bastante rato, hasta que una mejilla de Nasrudín quedó tupidamente salpicada con algodón.
sábado, 22 de noviembre de 2014
LA VIDA Y LA MUERTE (NASRUDÍN)
Nasrudín subió a un árbol para aserrar una rama. Alguien que pasaba al ver cómo lo estaba haciendo le avisó: “¡Cuidado! Está mal sentado, en la punta de la rama... Se irá para abajo con ella”.
-¿Piensa que soy un necio que deba creerlo?, ¿o es usted un vidente que pueda presidir mi futuro?, Preguntó el Mulá.
sábado, 15 de noviembre de 2014
CUESTIÓN DE TIEMPO, NO DE LUGAR
Un hombre llamó a la puerta con la intención de pedir prestada una soga.
-No puedo prestársela”, dijo Nasrudín.
-¿Por qué no?
-Porque está en uso
-Pero si la veo allí tirada en el suelo.
EL LADRÓN
Un ladrón entró en la casa de Nasrudín y se llevó casi todas las pertenencias del Mulá a su propia casa.
Nasrudín había estado observando todo desde la calle.
Después de unos minutos tomó una manta y lo siguió. Una vez que llegó a la casa del ratero, entró, se acostó y fingió dormir.
miércoles, 12 de noviembre de 2014
CUALQUIERA PUEDE HACERLO ASÍ
Un clérigo tozudo y de mente estrecha estaba sermoneando a los parroquianos de la casa de té en la cual Nasrudín pasaba buena parte de su tiempo.
A medida que iban transcurriendo las horas, Nasrudín fue cayendo en cuenta de que las ideas de este hombre se ajustaban a un esquema rígido, de que estaba lleno de vanidad y de orgullo, y de que magnificaba todas las situaciones aun sin importancia, con un intelectualismo injustificado, por mero prurito de intelectualismo.
Se discutió un tema tras otro y a cada instante el clérigo hacía referencia a libros y citas, e introducía falsas analogías y supuestos insólitos, ajenos a toda realidad. Finalmente extrajo un libro del que era autor. Nasrudín alargó su mano para tomarlo, pues era el único de los presentes que sabía leer.
lunes, 10 de septiembre de 2012
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