domingo, 2 de junio de 2013

ANSIEDAD


Crea una distancia entre tú y tu personalidad. Todos tus problemas tienen que ver con la personalidad, no contigo. Tú no tienes ningún problema; en realidad, nadie tiene ningún problema. Todos los problemas corresponden a la personalidad.

Este va a ser el trabajo: siempre que sientas ansiedad, recuerda que corresponde a la personalidad. Si sientes tensión, recuerda que pertenece a la personalidad. Tú eres el observador, el testigo. Crea distancia. No hay, que hacer nada más.

Una vez establecida la distancia, de pronto sentirás que la ansiedad desaparece. Cuando se pierde la distancia, cuando te has vuelto a cerrar, la ansiedad regresa. La ansiedad consiste en identificarse con los problemas de la personalidad. La no ansiedad consiste en no involucrarse, sino permanecer sin identificar con los problemas de la personalidad. Así que durante un mes, observa. Pase lo que pase, mantente lejos. Por ejemplo, te duele la cabeza. Intentad mantenerte alejados y observar el dolor de cabeza. Está sucediendo en alguna parte en el mecanismo del cuerpo. Tú te mantienes separado, como un observador en las colinas, distante, y eso acontece a kilómetros de distancia. Simplemente crea distancia. Crea espacio entre el dolor de cabeza y tú, y sigue haciéndolo más y más y más grande. Llegará un punto en el que de repente veras que el dolor de cabeza está desapareciendo en la distancia.

Del libro:
Día a Día
Osho
Día 139

sábado, 1 de junio de 2013

¡SIÉNTELO! (aunque no lo entiendas)


La búsqueda solitaria del conocimiento
es una arrogancia humana que no cambiará
el destino, sólo nos acercará a nuestra ignorancia.

Todo está escrito en el mismo instante y
su lectura no es para entender sino para sentir.

Es probable que cuando el universo llegue a su fin,
otros, tratarán de entender el principio.

Sólo entendiendo el Principio llegarás sin búsquedas
a la muerte porque en Él está todo.

Recuerda: “Toda la teoría del universo
está dirigida a un solo individuo: a ti.”

Gustavo Adolfo Canals
Tomado del blog de Sincronia

DISOLVER LA RESISTENCIA


La forma de disolver nuestra resistencia a la vida es encontrarnos con ella cara a cara. Cuando nos sentimos molestos porque la habitación está demasiado caliente, podemos entrar en contacto con el calor y sentir su fogosidad y su pesadez. Cuando nos sentimos molestos porque la habitación está demasiado fría, podemos contactar con el frío y sentir cómo nos hiela. En lugar de quejarnos de la lluvia, podemos sentir su humedad. 

Cuando nos preocupamos porque el viento hace temblar nuestra ventana, podemos conectar con él y escuchar sus sonidos.

Podemos hacernos el regalo de soltar nuestras expectativas porque no existe cura posible para el frío o el calor, seguirán presentándose siempre. Cuando hayamos muerto, el flujo y reflujo, las olas del mar, el día y la noche continuarán; así es la naturaleza de las cosas. Ser capaces de apreciar, ser capaces de mirar de cerca, ser capaces de abrir nuestra mente: ése es el núcleo de maitri.

Del libro:
Cuando Todo Se Derrumba
Pema Chödron

VUÉLVETE POETA


Un poeta llega a conocer ciertas cosas que son reveladas solo en una relación poética con la realidad.

El poeta es tonto en todo cuanto se refiera a la inteligencia mundana. Jamás destacará en el mundo de la riqueza y el poder. Pero en su pobreza conoce un tipo distinto de riqueza en la vida que nadie más conoce. Para un poeta el amor es posible, para un poeta Dios es posible. Solo aquel que es lo bastante inocente como para disfrutar de las pequeñas cosas de la vida puede entender que Dios existe, porque él existe en las pequeñas cosas de la vida: existe en la comida que ingieres, en el paseo que das por la mañana. Existe en el amor que sientes por tu ser amado, en la amistad que tienes con alguien. Existe en cosas tan pequeñas. No existe en las iglesias; las iglesias no forman parte de la poesía, sino de la política. 

Vuélvete más y más poético. Se requieren agallas para ser poético; se necesita ser lo bastante valeroso como para dejar que el mundo te llame tonto, pero solo entonces se puede ser poético. Y al serlo no me refiero a que tengas que escribir poesía. Escribir poesía no forma demasiada parte de la poesía; solo es una parte pequeña y en absoluto esencial. Uno puede ser un poeta y no escribir jamás una sola línea de poesía, al tiempo que se pueden escribir miles de poemas y no ser un poeta. 

Un poeta es un estilo de vida. Es amor por la vida, reverencia por la vida, es una relación de corazón a corazón con la vida.

Del libro:
Día a Día
Osho
Día 138

MATAR LA VOCACIÓN


Walter Riso aporta algunas sugerencias prácticas para encontrar el sentido de vida y con ello liberarte del apego, promoviendo maneras más sanas de relacionarse afectivamente, he aquí algunos tips.

1. No matar la vocación. En la vida nunca hay que resignarse a vivir infeliz. La autorrealización es un derecho que tienes por el solo hecho de haber nacido. Si tienes la convicción de no estar trabajando en lo que verdaderamente te gusta, o te sientes subutilizado, enfréntalo. No importa cuántas obligaciones tengas, abre el abanico de posibilidades. No estoy diciendo que seas irresponsable, lo que te sugiero es no darte por vencido. Manda hojas de vida a Raimundo y todo el mundo, lee los clasificados, habla con los amigos y cuéntale al mundo para qué sirves. Diles cuáles son tus talentos y pelea contra tu mala ubicación en la vida.

Escarba en tu pasado para rescatar aquella vieja vocación de adolescente. Si no puedes trabajar en ella, conviértela en tu pasión alterna. Retómala. Saca tiempo para esa habilidad que te encanta y no te cansa. No pienses si lo haces bien o mal. Eso no importa, sino que te agrade, que te diviertas y que goces intensamente. Si tu marido te dice que las clases X no te generan dividendos, recuérdale que la gente vale por lo que es y no por lo que tiene. Agrégale en tono enfático que las mejores ganancias de la vida suelen carecer de signo pesos. Si tu esposa te regaña cada vez que te decides ir a practicar tu pasatiempo, ignórala. La pasión no es negociable. Pon a rodar tu talento. Es tuyo. Te pertenece como los ojos, la nariz o el pelo. No pidas permiso, no te justifiques ni trates de convencer a nadie. Si te gusta “jardinear”, llénate de tierra hasta la coronilla, al que le incomode, que se tape los ojos. Inscríbete en un curso de jardinería IV, cómprate el libro del “jardinero feliz" (con seguridad hay uno) y comienza a coquetearle a cuanta planta encuentres. Es más, haz el amor con ellas. Si te gusta la carpintería, no necesitas herramientas profesionales. Clavos, martillo y madera: por algo se empieza. Si te gusta la música, enciérrate a escucharla. Cómete el disco compacto y deja que el peroné, la tibia y la rótula se compaginen en algún compás alucinante. Si te gusta cantar, canta. En la ducha, en la calle, colgado de un autobús, en la misa, en las reuniones encopetadas, los domingos al amanecer, en la desventura y en la alegría. Cántale cara a cara a tu vecino insoportable o a tu mejor amante. Pero canta. Si no te mantienen en forma revolcando tus talentos desde adentro, se oxidarán. Haz las paces con la imaginación.

Naciste para algo especial. Como a la gran mayoría, es posible que aquel pequeño esbozo de genialidad infantil te haya sido cercenado por tus padres, en nombre del futuro y “Por tu bien”. Pero no es así. Si estás desarrollando tus talentos, lo que es, la vida se encargará de los detalles. La mayoría de las personas deambulan de un lugar a otro tratando de sobrevivir por sobrevivir. Ése no es el camino. Busca en tu interior y saca a relucir tu singularidad. Ábrele un espacio a tu vocación. Si la reprimes, estarás perdiendo mucho más que una oportunidad. Estamos hablando de tu vida. No importa qué tan exitoso o exitosa seas. Importa un bledo cuánto vendió tu empresa o si pudiste cumplir con los objetivos. Si tuvieras un cáncer o fueras víctima de un secuestro, los indicadores de venta serían un dato de mal gusto. Si no eres tú en persona, la verdadera, la única, la irreproducible, sólo serás una incipiente imitación. Una sombra platónica. Empieza hoy. Vuelve a tu infancia y rescata la más antigua y recalcitrante capacidad. Tráela al presente, pónla a funcionar a toda máquina y disfrútala sin reparos, con el embeleso del que tiene un juguete por primera vez.

Si haces lo anterior y comienzas a fortalecer tu realización personal, el apego afectivo empezará a perder funcionalidad. Ya no será tan necesario. E incluso puede llegar a ser un estorbo, porque el desarrollo de tus potencialidades habrá ocupado el primer lugar.

Del libro:
AMAR O DEPENDER
Walter Riso
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