viernes, 23 de junio de 2017

QUEMAR LAS NAVES


Alrededor del año 335 a.c, al llegar a la costa de Fenicia, Alejandro Magno debió enfrentar una de sus más grandes batallas. Al desembarcar comprendió que los soldados enemigos superaban tres veces el tamaño de su gran ejército. Sus hombres estaban atemorizados y no encontraban motivación para enfrentar la lucha: habían perdido la fe y se daban por derrotados. El temor había acabado con aquellos guerreros invencibles.

Cuando Alejandro hubo desembarcado sus tropas en la costa enemiga, dio la orden de que fueran quemadas todas las naves. Mientras los barcos se consumían en llamas y se hundían en el mar, reunió a sus hombres y les dijo: "Observen cómo se queman los barcos. Esta es la única razón por la que debemos vencer, ya que si no ganamos, no podremos volver a nuestros hogares y ninguno de nosotros podrá reunirse con su familia nuevamente, ni podrá abandonar esta tierra que hoy despreciamos. Debemos salir victoriosos en esta batalla, pues sólo hay un camino de vuelta, y es por mar. Caballeros, cuando regresemos a casa, lo haremos de la única forma posible: en los barcos de nuestros enemigos".

El ejército de Alejandro venció en aquella batalla, y regresó a su tierra a bordo de las naves conquistadas.

NO SE PUEDE PREGUNTAR CUÁL ES EL CAMINO


jueves, 22 de junio de 2017

TAO TE KING: PRINCIPIO 28


Quien conoce su virilidad
y conserva su feminidad
es como el desfiladero del mundo.

No pierde la VIDA eterna,
y se convierte de nuevo en niño.

Quien conoce su pureza
y conserva su debilidad,
es un modelo para el mundo.

No pierde la VIDA eterna,
y retorna a lo que aún no es.

Quien conoce la dignidad
y conserva su humildad,
es el Valle del mundo.

Se conforma con la VIDA eterna,
y vuelve a la simplicidad.

FANATISMO


miércoles, 21 de junio de 2017

ELIMINANDO EL SUFRIMIENTO DE OPINIONES QUE NOS INDIGNAN


Tal como enseñó el Buda, es importante ver el sufrimiento como lo que es: sufrimiento. No estamos hablando de ignorarlo ni de quedarnos callados. Cuando no asumamos ciegamente nuestras propias opiniones ni solidifiquemos la sensación de enemistad, es cuando conseguiremos algo en la acción social. Si no nos dejamos arrastrar por nuestra propia indignación, veremos la causa del sufrimiento más claramente. Así es como se produce el cese del sufrimiento. 

Este proceso requiere de una enorme paciencia. Mientras trabajamos por la reforma sin agresividad es importante recordar que, incluso si un problema concreto no se resuelve, estamos añadiendo paz al mundo. 

Tenemos que dar lo mejor de nosotros y al mismo tiempo renunciar a toda esperanza de resultados. Un consejo que Don Juan dio a Castañeda es que hiciera cada cosa como si fuera lo único importante del mundo, sabiendo al mismo tiempo que carecía completamente de importancia. Esta actitud nos lleva a más valoración y a menos desgaste, porque hacemos el trabajo de todo corazón y con cuidado. Por otro lado, cada día es un nuevo día; no hemos de estar demasiado orientados hacia el futuro. Aunque vamos en una dirección y esa dirección es la de ayudar a disminuir el sufrimiento, tenemos que darnos cuenta de que parte de nuestra ayuda consiste en conservar nuestra claridad mental, manteniendo abiertos la cabeza y el corazón. Cuando las circunstancias hacen que tengamos ganas de cerrar los ojos y los oídos y hacer de los demás nuestros enemigos, la acción social puede ser la práctica más avanzada: continuar hablando y actuando sin agresión se convierte en un desafío tremendo. La forma de echar a andar por este camino es comenzar a tomar nota de nuestras opiniones.


No hay nadie en este planeta, ni los que vemos como oprimidos ni los que consideramos opresores, que no tengan todo lo necesario para despertar. Todos necesitamos apoyo y ánimos para tomar conciencia de lo que pensamos, de lo que decimos y de lo que hacemos. Percibe tus propias opiniones. Si te descubres volviéndote agresivo con tus opiniones, toma conciencia de ello, y si te descubres siendo no agresivo, toma también conciencia de ello. Cultivar una mente ecuánime, que no se aferra a tener razón ni a estar equivocada, te llevará a un estado de  ser presidido por la frescura. La cesación última del sufrimiento procede de ese estado. Por último, nunca renuncies a ti mismo, así nunca renunciarás a los demás. Haz de todo corazón lo que sea necesario para despertar tu inteligencia clarividente, pero hazlo día a día, momento a momento. Si vivimos así, beneficiaremos a esta tierra.


Extracto del libro:
Cuando Todo Se Derrumba
Pema Chödron
Fotografía de Internet
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